Tal y como lo hemos explicado, en todos los procesos celulares el flujo de información no recae
exclusivamente en el registro lineal almacenado en las secuencias de ADN; hay mucho más (para una revisión comprensiva del se recomienda Alberts 2014). El
flujo de información dentro de la célula básicamente sucede dentro de un mundo
suave, húmedo y tibio en donde dominan los objetos filamentosos y membranosos,
en los que el almacenamiento de “datos” así como la dinámica de las
comunicaciones esta dominada por interacciones interfaciales entre
conglomerados de moléculas con diferentes propiedades fisicoquímicas (Mahadevan
y Matsudaria 2000); todo, bajo
condiciones que apenas podemos visualizar y entender. Para los clonadores eso
es evidente, ya que saben que el ADN contenido en los cromosomas del núcleo,
sólo puede expresarse dentro del citoplasma de una “célula” anucleada; es
decir, dentro del un contexto de información predeterminado que se define en un
espacio de tres dimensiones y que se expresa diferencialmente en el tiempo (Alberts
2014).
Es finalmente en este ámbito que se comprende que la unión entre un espermatozoide y un óvulo no es simplemente la mezcla de contenedores de ADN que acarrean los cromosomas paternos y maternos. Por un lado, el óvulo también contribuye con organelas tales como membranas, vacuolas, ribosomas, citoesqueleto, peroxisomas y mitocondrias, solo para mencionar algunas, todas las que sirven como armazón informativo para montar nuevas estructuras. Por el otro lado, el espermatozoide participa donando parte de la membrana nuclear y el aparato mitótico (centrosoma), organela esencial que sirve para que el huevo recién formado segregue los cromosomas y eventualmente se divida. Posteriormente, la diferenciación celular del embrión se inicia mediante un programa del que apenas se conocen algunos elementos, de tal manera que las primeras células saben reconocer a sus vecinas y distinguir la izquierda de la derecha, arriba de abajo, el centro de la periferia; y de acuerdo a su posición cuantas veces dividirse y si deben vivir o morir (Metzstein et al. 1998). Así la información -una parte de ella almacenada como genes en los cromosomas y otra en estructuras celulares diversas- se desenmaraña en un proceso magnífico de manera selectiva y no lineal. Los circuitos celulares se prenden y se apagan, los procesos surgen y la información se multiplica a niveles espectaculares, para dar lugar a estructuras tan complejas como el cerebro en donde la información se almacena de acuerdo a códigos que aun no se comprenden y que sirve como andamiaje para que surjan otros niveles de información, como la música, las matemáticas, el arte y la filosofía, e incluso nociones tan elusivas como el concepto del gen, elemento de incertidumbre que recapitula ese proceso maravilloso que se llama evolución. Pag. previa - Siguiente pag.
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